En este séptimo libro, Manolito tiene 10 años y como siempre, van a ocurrirle un montón de cosas: su curso es seleccionado para recibir una ilustre visita por Navidad: el Alcalde. La función de Navidad ha sido un completo éxito y, por último, Manolito se entera de un importante secreto.

''Aquella noche soñé que estaba subido al cerezo con el abuelo; éramos trapecistas, como los del circo. El abuelo estaba colgado de la rama más alta, y yo pendía de sus brazos. El abuelo se columpiaba cada vez más rápido y de repente me lanzó hasta el cielo. Yo volaba con los brazos abiertos, como un pájaro, sin ningún miedo, y el abuelo me sonreía desde abajo''.

A Jimy no le sale nada bien. Sus compañeros se burlan de él en el colegio, su profesora siempre lo está regañando y el novio de su madre no quiere ni verlo. Por lo menos tiene a María, con sus grandes ojos verdes. Hasta que un día, en la pastelería que está frente a su casa, se empieza a hornear un peligroso misterio. ¿Podrá Jimy resolverlo?

Andrés está harto del colegio, de los granos, del rollo de su madre, de la plasta de su hermana, de Jorge el birlanovias, de la vida en general y del profesor de historia en particular. Pero Dani y él se han propuesto cambiar el mundo y han hecho un conjuro que les hará inmunes a las fantasmadas de pelotas y demás aves carroñeras y los convertirá en héroes. Bueno, al menos eso es lo que estaba previsto. Si luego las cosas se tuercen...

Alberto pasa muchas horas solo en casa. Come, hace las tareas, ve la tele... ¡pero el tiempo se le hace tan largo! Sus padres le dicen que tienen que trabajar mucho para pagar la casa tan bonita que se han comprado, pero Alberto descubre que le están mintiendo: ¡en realidad, sus padres son dos superhéroes que pueden volverse invisibles y viven aventuras increíbles cada día!