Las revoluciones más profundas no precisan bombas o cañones. Las armas de la Ilustración - la gran revolución intelectual del siglo XVIII en la Europa occidental - fueron las ideas. Filósofos economistas y pensadores de todo tipo difundieron sus nuevas ideas a través de libros y de periódicos a pesar de las prohibiciones, e ilustraron a todos los que las acogieron con mente abierta y preparada. Entre éstos estaban también algunos soberanos, que intentaron utilizar su poder para mejorar la vida en sus países. Y algunas veces, por suerte, lo lograron: fueron los "déspotas ilustrados".
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