Todos los albatros saben volar, excepto Jacobo. Los ancianos quieren expulsarlo de la isla, pues piensan que un albatros que no vuela no es un auténtico albatros. Los padres y los amigos de Jacobo están muy preocupados por él. Sin embargo, él está contento, pues, aunque no vuela, puede hacer muchas otras cosas.
Ver Ficha