Ernesto se convierte en el Gran Ernestini cuando se coloca frente al espejo de su cuarto para ensayar sus números de magia. Una noche encuentra la llave que le abrirá un sorprendente cofre. Su hermano Nico, aprendiz de detective, le acompañará en una inesperada aventura que les llevará a la Luna.

Un recopilador de canciones cuenta a la pequeña Assol que un príncipe llegará en un barcote de velas rojas y la llevará a su reino. La muchacha no puede olvidar la historia y espera que se cumpla. Un buen día llega un barco al puerto. Las velas son de rojo encendido, como las había imaginado Assol. ¿Se cumplirá por fin su gran sueño?

De toda mi pandilla, en verano sólo quedamos en el barrio de San Andrés LOS RESTOS (Gao Li, Agustín Quintanilla, el Bolo, la Chiqui y yo). Y porque viajar da mucho mundo y el alcalde puso los domingos el autobús gratuito, decidimos hacer turismo por las pedanías de la ciudad. Así conocimos a Celso. Y allí fue, en el bus que él conduce, donde encontramos un periódico con la foto de Chester y aquella noticia espeluznante que a todos nos tocó el corazón. No sé si he dicho que Chester es un perro maltratado y abandonado. Por eso decidimos ir a buscarlo y hacer algo por él.

Babar y Celeste parten de viaje de novios sobre un gran globo. Desde ese momento no cesarán de ocurrirles las aventuras más arriesgadas: un encuentro con caníbales, un viaje en ballena, rescates, guerras, secuestros... pero también encuentros felices y nuevos amigos.

Nicolás nos cuenta detalle a detalle, suceso tras suceso, sus impensables e imprevistas aventuras por un África fascinante, entusiasmado por su amigo senegalés, Amado.