Detrás de una roca nace un pequeño ser parecido a una lagartija pero sus ojos son diferentes. Los animales del prado le expulsan de allí por ser diferente; él se enfada y su cuerpo empieza a crecer hasta ser enorme. En la ciudad, una niña conseguirá aplacarle y con ello su tamaño irá disminuyendo.

Tarzán aparece en medio de la gran ciudad: supermercados, ascensores, semáforos, autos, televisores... y le resulta imposible orientarse. ¡No hay sitio para Tarzán! Susi, Andrés y Bert, tres buenos amigos, lo descubren en un hipermercado y procuran ayudarle de la forma más divertida. El autor sabe presentar en clave de humor el enfrentamiento entre dos modos de vida muy distintos: uno representado por los niños y Tarzán, y otro por la tecnología de la gran ciudad.

Luis,"el bolsillos", encuentra en el parque unas piedras que le parecen preciosas. Una niña mayor se las queda a cambio de un secreto que no debe contar a nadie. Pero el secreto va de boca en boca o de oreja en oreja, de Michael a Quico, de la Madona a Chencho... hasta que, entre todos lo dejan todo patas arriba.

Juan tiene una hermanita que se llama Tolola. A veces le toca a Juan la durísima tarea de conseguir que Tolola se vaya a la cama, porque a Tolola lo que le gusta es quedarse levantada hasta muy tarde. Si son las 8 o las 9, Tolola no tiene nada de sueño. Si son las 10, aún está bastante despierta. A las 11 y a las 12, ni siquiera está cansada y es probable que todavía esté animada a la 1 de la madrugada. Tolola nunca dice que tenga sueño.

¿Por qué la gente pierde el tiempo leyendo? ¿Por qué perder el tiempo leyendo si puede ser uno el que escribe? Aurora lo tiene claro. Va a escribir un diario con todo lo que la ocurra y no piensa cortarse ni un pelo. Sólo tiene que esconderlo bien para que no lo lean sus hermanas, ni sus padres.