Alguien ha robado del estacionamiento del colegio de Charly, Fede, Estefi y Rabanito el auto del ayudante del señor Stecker. Charly enseguida ve un nuevo caso para su agencia de detectives y, a pesar de las continuas advertencias del comisario de que se mantenga al margen, decide investigar por cuenta propia. Charly abrirá entonces varias líneas de investigación, la mayoría erróneas, que le llevaran a vivir situaciones disparatadas; aunque, al final, conseguirá con la ayuda de Precioso dar con el verdadero culpable y resolver el caso.

Los cuatro amigos y medio de Charly & Company descubren un puesto en el mercado, en el que unos tipos sospechosos venden ropa de diseño a precios muy económicos. Charly huele un caso de inmediato. Por su parte, Precioso va a la escuela de perros para convertirse en un auténtico perro detective que pueda ayudar mejor en las investigaciones

Con la llegada de un nuevo bedel al colegio, da comienzo otro misterioso caso para la pandilla de detectives Charly & Company. Al menos, eso es lo que piensa Charly cuando empiezan a ocurrir sucesos extraños en el colegio y el bedel siempre está implicado en ellos. Y encima, en su casa se oyen unos espeluznantes gritos...

Precioso está entusiasmado con la idea de rodar un anuncio publicitario en el que será uno de los protagonistas. Las cosas no le podrían ir mejor. En el casting se ha encontrado con Madeleine, un antiguo amor. Y además, el spot publicitario es el de sus galletas preferidas. Todo parece marchar bien hasta que desaparece misteriosamente su compañero de reparto, que lleva un espectacular collar de diamantes en el cuello. Precioso intentará por todos los medios dar con los secuestradores, pero no será una tarea fácil. Un nuevo caso para la Agencia de Detectives Charly & Company.

Tío Milordo, el ratón más tacaño de Ratonia, me invitó a su castillo para asistir a la boda de su hijo Virgilio con Cloaquita Pestoseta-Tufarada. El castillo estaba rodeado de un foso lleno de agua pestilente. Pero ¿qué clase de lugar era aquel...?