Tomás es un niño al que no le gusta nada ponerse zapatos. Siempre va descalzo. Pero cuando llega el invierno, sus padres emplean una sabia estratagema para que se dé cuenta de que él también necesita ir calzado.

Tomás era un muñeco simpático, alegre y divertido. Sus mejores amigos, la pelota, el tren y la muñeca, lo acompañaban a todas partes, aunque a veces tuvieran que soportar su mal humor. Un día, al despertar, Tomás encontró una goma de borrar que a primera vista parecía corriente. Pero pronto comprendió que aquel objeto iba a cambiar su vida y la de sus amigos.

Tres pequeños cuentos romanceados, que tienen como hilo conductor a una urraca, que guarda en su nido tres objetos que encontró abandonados. Para ella son auténticos tesoros y está tan ufana doña Urraca, que le encanta contar a cualquiera que le pregunte cómo los halló.

Osito ha pintado un monstruo que le gusta mucho y decide regalárselo a su abuela. Osito le pide a Gallina que se lo haga llegar y Abuela lo agradece enviándole un beso. Por el camino Gallina se encuentra con unos animales del bosque y entre ellos se van entregando el beso unos a otros, Gallina a Rana, Rana a Gato, Gato a Mofeto, pero Mofeto le entrega el beso a la guapa Mofeta y Mofeta besa a Mofeto y Mofeto...para que ese viaje hasta Osito. Ciertamente, algunos lo han ido aprovechado en el camino...¡le llegará a Osito el beso de su abuela?

En el País de los Cuentos viven cuentos de todos los tipos y formas, y también los mini-mini-cuentos. Ésta es la historia de uno de esos mini-mini-cuentos. En realidad, del más pequeño de todos ellos.